viernes, 1 de septiembre de 2017

LA MADUREZ EMOCIONAL

Qué tema las emociones... y cómo nos afectan...
¿Cuántas veces hemos escuchado por ahi la típica frase " Yo controlo mis emociones" 
Pero... ¿las emociones se controlan o se gestionan?

Para comenzar a adrentarnos en este tema,  quiero compartirles hoy un texto de Enrique Corbera quien se define a si mismo como " inconformista, buscador, estudioso, pensador, maestro y alumno al mismo tiempo" pero también es Ingeniero Técnico Industrial y Licenciado en Psicología.

Enrique desarrolló una técnica llamada  Bioneuroemoción® que es una filosofía de vida que busca el bienestar emocional y propone la madurez emocional como medio para conseguirlo.

Sin más los dejo con la lectura y me encantaría leer sus comentarios porque de ellos nos enriquecemos todos.

Disfruten.

La madurez emocional

El ser humano es una unidad. No se puede separar el funcionamiento de los órganos físicos de nuestras sensaciones internas

Jalaludin Rumi nació en 1207 en lo que hoy es Afganistán y de muy pequeño su familia se vio obligada a trasladarse a Turquía.
Fue un gran poeta y místico persa de la Edad Media. Su obra entró a formar parte del Programa Memoria del Mundo (MOW) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En el año 2007 se celebró el año Rumi por el 800 aniversario de su nacimiento.

Se podría decir que fue el primer embajador de la paz pues invita a todos los pueblos a la empatía, sin importar raza, idioma, color u origen étnico.
Como poeta sufí se internó por el camino místico del islam sin ser miembro de ninguna orden en concreto.
Según el profesor Seyyed Hossein Nasr, Rumi nos guía a través de su "Philosoplia Perennis" (sabiduría eterna primordial) de acuerdo con el momento, sin que éste dependa del tiempo.

Según Rumi, la madurez espiritual se da cuando "entendemos que todos están acertados en su propia perspectiva".

En Rumi convergen la madurez espiritual y la emocional cuando nos recuerda que el ser humano es un recipiente que se va llenando con las viviencias del día, con las experiencias de la vida.

En su poema "La casa de huéspedes" nos dice:

"El ser humano es una casa de huéspedes
Cada día, una nueva llegada
Una alegría, una depresión, una decepción,
una toma de conciencia momentánea llega como un visitante.
¡Aceptémoslos a todos!
Aunque se trate de un aluvión de tristeza
que violentamente deja la casa sin muebles.
No obstante, trata a cada invitado con educación;
podría dar lugar a una nueva alegría.
El pensamiento sombrío, la vergüenza, la maldad...
acéptalos riendo a la entrada, y haz que pasen al interior
Se agradecido por todo lo que te llegue."

En Vivir en Plenitud , nos dice "El agua salada parece salada para alguien que ha probado el agua dulce. Las cosas se vuelven claras a través de sus opuestos".

Rumi nos enseña que la esperanza, el deseo y la pasión que la gente experimenta por las cosas en la tierra son "cortinas" que nos impiden vivir en plenitud.
La madurez emocional es una experiencia que no se identifica con nada en concreto.
Para poder escuchar nuestra naturaleza más profunda no debemos escuchar con demasiada frecuencia a "esa consoladora parte del yo que te da lo que deseas"; pues no hay nada que nos permita descubrir "el auténtico ser que yace dentro de nosotros como la demolición de lo que hemos deseado y obtenido, y de lo que aún deseamos".
Por eso, debemos vivir atentos: "Antes de que la muerte se lleve lo que se te ha regalado, regala lo que tienes para dar".

Rumi nos enseña que no estamos confinados a los límites de la identidad y que nuestra tarea "no es buscar el amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras que has construído dentro de ti contra él".

miércoles, 18 de enero de 2017

LA LECCION DEL FUEGO

Hola, nuevamente aquí luego de un impasse producto de cierre de cursos, despedidas, fiestas y eventos sociales que me mantuvieron alejada de una de las cosas que más disfruto hacer y es escribir  este blog.

Como soy muy curiosa y me gusta aprender, siempre estoy en la búsqueda de temas para compartir y comentar haciendo foco en el coaching.

Esta curiosidad de la que hablo, me llevó a encontrar en un libro que estoy leyendo en estos días un cuento que me hizo reflexionar bastante sobre el ego y la importancia del OTRO en nuestras vidas.

Cuantas veces nuestra forma de ser en el mundo nos lleva por caminos de soledad creyendo que solo nosotros poseemos la VERDAD de las cosas porque vemos la REALIDAD, y así de a poco y sin darnos cuenta nos vamos alejando de los que hasta hace un tiempo nos acompañaban, quitandonos posibilidades de aprendizaje; y de pronto encontramos que hay una grieta entre ambos que no sabemos como se formo.

¿No sabemos? Es que mientras seguimos alimentando nuestra propia versión de como son las cosas  sin tener en cuenta al otro y su aporte seguimos aumentando la brecha de separación.

El ego nos aleja de la reflexión, de la indagación sobre nuestro propio hacer; nos deja en el lugar que conocemos y en el que estamos cómodos innválidos de nuevas herramientas de superación y visión.

Te invito a que luego de leer este cuento te tomes unos minutos y reflexiones en qué lugar estás hoy y dónde te gustaría estar... digamos... en seis meses (por poner una brecha de tiempo). Cómo te imaginás llegando a ese lugar? ¿qué herramientas que hoy no tenés querrías tener? ¿con qué personas quisieras llegar?

Te deseo una lectura gratificante y un maravilloso viaje de reflexión hacia tu interior.

La Lección Del Fuego
Un hombre que regularmente asistía a un grupo dejó de participar en sus actividades sin previo aviso. 
Después de algunas semanas, el maestro del grupo decidió visitarlo. Era una noche muy fría.
Encontró al hombre en su casa, solo, sentado frente a un hogar donde ardía un fuego brillante y acogedor. Anticipando la razón de su visita el hombre dio la bienvenida al maestro, lo invitó a sentarse junto al fuego y permaneció quieto, esperando.
El maestro aceptó la invitación y, sin decir palabra, se sentó confortablemente.
En silencio contemplaba la danza de las llamas en torno de las brasas de leño que ardían.
Al cabo de algunos minutos, siempre en silencio, el maestro seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas y la separó del resto de las brasas ardientes. Se acomodó en su silla y permaneció callado.
El anfitrión prestaba atención a cada uno de sus actos con fascinación y quietud.
Observó así como la llama de la brasa solitaria disminuía hasta apagarse de una vez.
En poco tiempo, lo que antes era una fiesta de luz y calor ahora no pasaba de ser un carbón cubierto de cenizas.
Ninguna palabra fue dicha desde el protocolar saludo inicial entre los dos hombres.
El maestro se incorporó aprestándose a salir. Tomó entonces el trozo de carbón colocándolo nuevamente en medio del ardiente fuego. Casi de inmediato volvió a encenderse alimentado por la luz y el calor de las brasas ardientes en torno a él.
Ya en la puerta y antes de que el maestro se retirara dijo el anfitrión: -"Gracias por tu visita y el hermoso mensaje; muy pronto estaré de regreso junto al grupo. Dios te bendiga"