Control remoto para la TV. Controlar que la llave del gas esté cerrada. Controlar que la puerta de casa quede cerrada antes de salir; controlar el resumen del banco y el pago de las facturas.
¡Cuánto control hay en nuestras vidas! Y como si fuera poco también queremos controlar situaciones, personas, sentimientos y emociones!! y si vamos un poquito más allá.. ¡hasta el clima!
No será mucho?
Ok, ok, si es cierto que hay cosas que si podemos controlar como las que ennumeré al principio de esta entrada y que podríamos llamar "control operativo"; pero si hay algo que no podemos hacer es ejercer el "control existencial".
Pero... de donde viene esa idea de que podemos controlarlo todo?
De nuestros modelos mentales!!!
Y que son los modelos mentales?
Para explicarlo tomo la definición de Fredy Kofman del libro Metamanagement
" los modelos mentales son conjuntos de ideas y creencias, profundamente arraigadas en todo ser humano, que organizan su forma de entender al mundo y a si mismos..... Ellos condicionan las inferencias e interpretaciones que hacemos sobre la realidad aportando los programas de acción automáticos con los que funcionamos en el día a día"
Y de acuerdo a estos modelos mentales, o creencias es que estamos seguros que podemos CON-TRO-LAR-LO tooooodooooo.
Pero es importante aclarar que nos movemos en este paradigma de control en forma inconsciente y lo practicamos día a día en el ámbito familiar, social y empresarial.
Y me pregunto ¿que hace que queramos controlar a otro?
Diría que la mayoría de las veces el control se hace cargo de la desconfianza y el miedo.
Pero no es esto solo, noooo. También la falta de validación de la otra persona como un diferente a mi que tiene sus propios modos, creencias y operar en el mundo que observa diferente.
El creerme dueño de la verdad y el que nadie lo hace mejor que yo, o si no lo hago yo no lo hace nadie... ¿suena familiar?
El actuar desde el control nos drena energía y tiempo. Nos hace sentir miserables, resentidos, con culpa, desilusionados, resignados, más desconfiados.
"Los seres humanos no tenemos control sobre los resultados pero si podemos elegir quien ser ante los resultados que obtenemos."
Es importante preguntarnos para qué nos sirve controlar. Si es coherente con quien queremos ser, con la forma en que queremos vivir y con el tipo de relaciones que queremos crear.
Cuando pensamos que algo está mal o queremos que ocurra algo que creemos debería ocurrir; cuando pasa algo o alguien hace algo que no se corresponde a nuestras expectativas, entonces lo que hacemos es intentar controlar a esa persona o esa situación para que las acciones del otro o lo que ocurre encaje con lo que nosotros queremos o creemos que sería lo correcto o debería ser.
Desde el paradigma/modelo mental del control, todo lo que no es conforme a mis expectativas es fuente de sufrimiento.
Esto nos lleva a un punto que cuanto más hacemos para obtener eso que decimos querer, menos obtenemos de eso mismo. Lo que queremos controlar nos controla a nosotros.
Para ejemplificar lo anterior voy a tomar un ejemplo de Paul Watzlawick del libro
“Cambio, Formación y solución delos problemas humanos”
“En la psicoterapia conyugal, se puede observar frecuentemente,
cómo ambos esposos adoptan
comportamientos que cada
uno de ellos
considera como la
reacción más apropiada frente a
algo mal hecho por el otro. Es decir, cada uno de ellos considera el comportamiento
correctivo particular del otro, como aquel comportamiento que precisa corrección.
Así por ejemplo, una mujer puede tener la impresión de que su marido no es lo suficiente
abierto a su respecto, como para decirle dónde va, qué es lo que piensa, qué es lo que
hace cuando está
fuera de casa,
etc. Como es
natural, intentará obtener
la información que desea
dirigiéndole preguntas, vigilando
su comportamiento y sometiéndolo a prueba de otros modos. Si
él, por su parte, considera la conducta de su mujer demasiado entrometida, se
negará a proporcionarle una información que en sí puede ser bastante inocente y carecer
de importancia – ‘para enseñarle a no meterse en lo que no le importa’-, pero
en lugar de conseguir que ella renuncie a su actitud, tal tentativa de solución
no solamente no da lugar a que ella cambie de comportamiento en el sentido que
él desea, sino que hace que aumenten las preocupaciones y la desconfianza de
ella: ‘sino me quiere contar ni esas pequeñas cosas, es que debe haber algo
más’. Cuanto menos la informa él, más insistirá ella en enterarse, y cuanto más
insista ella, tanto menos cederá él”.
El paradigma del control no nos deja ver el dominio del SER y de este modo quedamos atrapados en un "nunca dejar de re-accionar" que como mucho puede gratificarnos pero nunca satisfacernos.
Por otra parte y dado que todos estamos en la misma condición, las prácticas de control son resistidas por los demás y entonces nos encontramos todos en un juego de controlarnos los unos a los otros pero finalmente nadie obtiene lo que quiere y el SER y el HACER colapsan.
"Control es siempre una reacción a algo histórico, que ya está en el mundo. Lograr o realizar algo es traer algo nuevo que no puede ocurrir sino a través de la creatividad y el compromiso. Compromiso es la capacidad humana de ACCIONAR no de re-accionar"
Una de las competencias básicas del Coach Ontológico es dar poder a su Coachee para que logre más de lo que cree que es posible, más de lo que el sentido común dice. Esto implica trabajar para "soltar el control".
Cuando nos animamos a ser aquello que queremos ser en función
de nuestros compromisos y no reaccionamos
a nuestras opiniones,
cuando desplegamos todo
nuestro poder y accionamos independientemente de los
resultados que vamos obteniendo o de lo que la cultura dice que es lo lógico,
cuando nos corremos del mecanismo de la reacción y no estamos midiendo
lo que pasa,
para determinar cuál
será nuestro próximo
paso, lo inevitable sucede.